domingo, 29 de julio de 2018

MEDITACIÓN : Lucio R. Ramírez

MEDITACIÓN

El Águila despertó a la hora que el mundo duerme,
cruzó sus piernas en loto y se unió al calor universal,
escapando de la locura civilizada con forma de hombre,
huyendo de las  entongadas pesadillas del homo sapiens,
así conservar el amor por el milagro de una vida más humana.

El ave se hermanó con el árbol y con la golondrina azul,
sintiéndose uno con la fragancia del viento del norte,
escuchó el triste llanto de la nieve que se despide,
y vio como Gaia respira aún teniendo el espíritu camino al cielo,
la tierra vuela hacía Dios a presentar su alma en blanco.

El Águila, despojado de la caparazón de huesos y de carne,
aprendió a sentir la belleza del silencio que envuelve al cosmos,
alejado de las ficciones del mundo caótico y herido,
sin escuchar, por un buen rato, el quejido de la tierra,
y el crujir adolorido de lo que fuera un mundo hermoso.

El Águila blanca retorna fortalecida a enfrentar la madrugada,
e Insistir en el día a día sin fingir máscaras de alegría,
¿De qué reír, si Gaia vive en prolongada agonía?,
¿De qué reír, si el blanco se derrite a fuego lento?,
¿Porqué reír, si el verde se convierte en humo y en papel?.

¡Atúm Ra! ,
!despierta a tus hijos de su sueño!
¡Alumbra con tus rayos sus conciertos de mentiras! ,
¡Permite que en sus corazones renazca la esperanza!,
¡Respira Madre Tierra! ,
¡No mueras Madre mía!,
Si tu mueres,
¿dónde extenderé mis alas?

© Lucio R. Ramírez

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