Es muy triste ver morir a mi Acapulco. Ver cómo la
inseguridad va avanzando. Ver cómo sus pasos llegan con rapidez. Ver cómo se acerca
a mi territorio. Ver cómo el miedo visita mi casa, aún cuando no lo he llamado.
Ver como un muchachito de 18 años; nieto de la costurera de mi colonia, está viviendo junto con su familia, el ataque del
crimen organizado o de no sé qué....
¿Qué espero? Huir sin saber de quién o de qué...
Mi hijo tiene 20 años, apenas hace un año terminó la
educación preparatoria…y ya tengo miedo de que salga a la vida.
Tengo miedo al salir de mi casa. Sólo ahí, en ese rinconcito,
me siento muy segura. Tengo miedo porque
no sé si regresaré o más bien, no sé si me dejarán regresar.
Mi Dios..., es la única protección que tengo y con
quien voy a todas partes.
¡Qué triste es ver morir a mi Acapulco!
Una vez, un amigo me
dijo que podemos a empezar a escribir con sólo plasmar el sentimiento. Y pues, aquí
está algo de lo que siento...
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