UN GRITO A FLOR DE PIEL
¿Me quieres?
Me preguntas de repente, apretándome a tu pecho,
te miro a los ojos y no sé qué responderte,
me acurruco entre tus brazos simplemente,
para no comprometer al corazón
lo que de sobra sabe la mente.
¿Me amas?
Repites insistente buscando en mi mirada
busco tu boca evitando una respuesta,
ahogo en un murmullo tu insistencia,
y distraigo tu atención con la caricia
que mis dedos te regalan…
para callar la conciencia.
Empezó como un juego para hacernos compañía,
y fue creciendo en el camino,
sin querer trazamos mil senderos,
de risas, de llantos y complacencias,
y consuelo en el dolor, con tan sólo la presencia.
Sabíamos los dos que nunca habría
ni ataduras de amor, ni comprometer la vida,
que sería remanso de paz en lo caótico del día,
en brechas que iniciamos quizá por cobardía.
¿Cómo súbitamente se vuelve indispensable
el sonido de mi voz para seguir adelante?
¿Por qué cambiar lo que hasta hoy ha sido lindo
por la zozobra de lo que traiga el destino?
No me preguntes más si yo te quiero,
porque no quiero volver a perderme en las cadenas
de un amor que no sea mío, que no sea eterno,
que agotada la pasión no quede más dulzura
sólo el cansancio y el hartazgo de la compañía.
Ya no me preguntes más,
tan solo siente en la humedad de mis besos
las ganas locas de jamás perderte,
recibe con ardor mi urgencia por tenerte,
y guarda con celo las caricias y suspiros
que dicen mil palabras y te hacen mil promesas,
que en voz alta mi boca no te dice,
pero que en silencio te gritan en la piel:
¡Si, si! Por siempre te quiero.
MGVV
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