ADIÓS
Te dije adiós silenciosamente,
y te dejé en la cama el aroma de mi vientre,
en tu piel las caricias diseñadas suavemente,
y escondidas en cada rincón para que lleguen a tu mente.
Te dije adiós cuando aún dormías,
no quise despertarte en el silencio,
todavía rodeado de susurros y temblores,
prodigados en el aire con hambre y con deleite
obsequiados para atrapar mi cuerpo para siempre.
¿Qué si me dolió decirte callada, con sigilo
un adiós que ni tu ni yo queríamos?
Si, me dolió el alma como se duele todo lo que acaba
pero no soy mujer que se sienta atada
ni por amores fugaces ni promesas exaltadas.
Me regalé una noche más contigo entre las sábanas,
quise disfrutar tu aliento y tus jadeos
deleitarme en el suave deslizar de la yema de tus dedos
sintiendo en cada fibra tus ansias de placer
que pretendías con pasión fueran eternos.
Y dije adiós presintiendo la alborada
apurando febril perderme en la locura de tus besos
ansiosa por guardarlos muy dentro de mí
en el baúl donde escondo mis recuerdos.
Y me fui de ahí sintiéndome atrapada
me fui de ahí para no estar esclavizada
a una pasión que me volvía loca
quedando suspendida inexplicablemente;
pues al salir el sol se pierde entre las sombras
hasta un nuevo encuentro que haga revivir el juramento
de quererme mucho, de quererme siempre.
Por eso dije adiós y aún te extraño
pero no soy mujer de sueños incumplidos
ni de amores que por falta de valor,
se vuelven efímeros.
MGVV (27/02/2016)
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